Religión y magia en El Argar. "La Dimensión desconocida del Argar" de Marco Mazón

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El sábado se presenta en el Centro Sociocultural "La Cárcel" el libro del investigador de las creencias religiosas en la Prehistoria

Religión y magia en El Argar. La Dimensión desconocida del Argar de Marco Mazón

La muralla de La Bastida consta de bastiones de color azulado-violeta, lo que según el autor del libro, debido al carácter apotropaico -poder de alejar a los malos espíritus o demonios-  que en culturas antiguas mediterráneas se atribuía al azul pudieran tener este fin, pues en aquella época se solía dar un sentido espiritual a los muros y murallas como separadores del mundo ordenado del caótico. El propio Mircea Eliade (gran historiador de las religiones) ya argumentó la muy probable función de las murallas no solo para defenderse del enemigo humano, sino de los demonios (en aquella época era una creencia muy común y extendida). De hecho, todavía hoy en el noreste de Murcia se sigue usando el color azul en las casas por los lugareños para alejar a los malos espíritus.

En el pasillo de entrada a La Bastida, se encontró un doble depósito de picos o alabardas en asta de ciervo. Esto, según el autor, podría estar evocando un culto a los Divinos Gemelos, una deidad dual muy extendida en la Edad del Bronce del Norte de Europa, que se caracterizaba, precisamente, por depósitos de dos armas, ya sea dos hachas o dos espadas, además de cumplir la función de proteger mágicamente la entrada a La Bastida.

Las tumbas típicas argáricas de las dos urnas enfrentadas, podrían estar haciendo referencia al simbolismo del huevo -así como la posición fetal un regreso al útero divino-, como en el antiguo Egipto, donde se pensaba que el niño recién nacido o aún por nacer estaba en un huevo (los egipcios equiparaban el útero de las mujeres con los recipientes y los huevos); de hecho, incluso Ra era visto como ser fulgurante dentro de un huevo. Otras muchas culturas de la Antigüedad asociaban el huevo con la génesis del Universo y la vida.

El entierro de los muertos en casa podría deberse a ritos mágicos relacionados con la fertilidad, la adivinación -los neo-asirios usaban a los muertos enterrados en casa para que les aconsejaran, o incluso se les aparecían en suenos- y la protección divina. Los criterios para inhumar en casa podrían obedecer a motivos espirituales y morales, como hacen actualmente los yoruba de África, quienes también entierran a ciertos muertos en casa.

En base al estudio de Alicia Perea de 2012, donde relacionaba las diademas argáricas de apéndice discoidal con la Luna y el oro con el Sol, el autor del libro platea que los individuos de la AY38 (la tumba principesca de La Almoloya) eran poderosos líderes político-religiosos, representantes de una dualidad Sol-Luna en un Estado teocrático como podría ser la zona central de El Argar. La ingente cantidad de plata de la "princesa" de la tumba de La Almoloya podría ser una expresión de su relación con el plano divino, al estar la plata y otros metales preciosos, en muchas culturas antiguas, asociados al resplandor divino de los seres cercanos a los dioses. 

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